Saludando a los herman@s en Cristo deseando que la
paz de Dios reine en sus corazones… en este día 16 de Junio, se celebra en
México el día del Padre, deseando que quiénes aun tengan la dicha de tener su
papá entre ustedes disfruten de él y quienes ya no lo tengan en este mundo,
tengan la certeza de que ellos ya gozan de la presencia de Dios y a su vez,
interceden por ustedes.
Hoy, el evangelio que San Lucas nos presenta (Lc 7,
36-8,3) nos pone a dos personajes: a un fariseo y a una mujer de mala vida… Sin
embargo, a pesar de ello, Jesús pone en manifiesto que quien ama mucho se le
perdona mucho.
Cuando nos encontramos con esta lectura, nos
topamos con grandes realidades: En primer lugar nuestra fragilidad humana; y
como seres humanos somos personas que sufrimos y a su vez vulnerables ante el
dolor, sin embargo, Jesús ve en nuestro interior (al igual como lo hizo con la
mujer) que conoce nuestro sufrir y nos muestra el rostro de la misericordia al
decirle que “sus pecados son perdonados”.
En segundo lugar, creemos que quienes cometemos
errores, no tenemos la oportunidad de enmendar el camino. En Jesús encontramos
los gestos del padre amoroso quien no nos condena.
También en esta lectura encontramos los pequeños y
silenciosos actos de fe y de piedad… en ocasiones muchos de nosotros
enfrentamos crisis y dudamos si Dios nos escucha; la mayoría de nosotros piensa
que quienes integran una iglesia (o una secta) deben ser personas santas, sin
defectos… Pero hay que ser conscientes, somos iglesia con defectos: Porque
dentro de nuestras mismas filas actuamos como el fariseo que cuestiona… que
deseamos hallar a Dios en lo elevado cuando realmente late con mayor fuerza en
el prójimo (hombre y mujer obras maestras de Dios).
La meditación de este pasaje nos lleva a reflexionar
sobre nuestra forma de vivir (si es como la actitud del fariseo) y sobre cuánto
somos capaces de amar y estar en congruencia (como la mujer).
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"Conviene que Cristo crezca y que yo disminuya".
